Hoy me toca irremediablemente abrazarte
con mi alma
y no se porque se me antoja un beso que
empiece en tus labios.
Y que entre temblores y gemidos,
termine justo en tu boca.
Puede que te resulte atrevido, pero soy
un niño crecido
y aunque ni siquiera te he logrado ver,
mi hermosa
quiero urgar entre la oscuridad de tus
sabanas.
Como quisiera acortar las distancias y
que fueran mis manos
las que te hablaran en un idioma que
solo tu cuerpo entienda
y que te sientas segura cuando mi pecho
se confunda en tus senos,
mientras tus manos me explican donde
queda tu entrepierna.
Malaya sea! Esta distancia confundida e
irremediable
cuanto quisiera al menos que fuera solo
distancia precisamente
lo que me obliga a encerrar mis
palabras y sentir, para no asfixiarte.